lunes, 29 de agosto de 2011

Exhibiendo mis cicatrices



No tengo miedo a mostrar mis debilidades
Me acepto siempre tal cual soy, siempre cambiante, siempre distinta…
Acepto las heridas de la soledad, de la compañía, de la traición
de caídas, pedradas, o alguna operación…
¿Acaso no te enseñé los colmillos que me marcaron la pierna?
¿o la nueva cicatriz que mi ombligo adorna?
Mi cuerpo supo curarlas, a pesar del recuerdo de su dolor
Sé que hay gente que jamás las enseña
se procura Vitamina E para que parezcan invisibles…
Pero mis cicatrices son mi trofeo
mi historia escrita en mi cuerpo, y que no pretendo olvidar
o al menos no tan rápido, forzándola, 
sino a la velocidad que el propio tiempo estime necesario.
Cada cicatriz tiene su procedencia, su razón, su historia…
Las cicatrices del cuerpo y del corazón.
Respeto tu decisión si no compartes las tuyas
Me sorprende la gente que aparta la vista sobre las heridas ajenas,
mirando a otro lado en un instante de intimidad compartida
tanto del cuerpo, como del corazón…
No me importa mostrar que tengo alma
que soy sensible a los sinsabores del mundo
que todo el daño que me hicieron aún se recuerda en esta cabeza loca…
¿Acaso aquél que se esconde de sus propias heridas
no conseguirá sanarlas nunca?
Pues sólo las ignora y no revisa…
¿Acaso aquél que mira a otro lado al ver heridas ajenas
ignora también sus propias heridas?
Tal vez viéndose reflejado en los demás…
¿Acaso…?
Acaso sólo es cuidarse, esmerarse, conocerse, revisarse…
No tengo miedo a decirte qué es lo que me daña
pues es algo que no sé a ciencia cierta,
pero lo que si sé es decirte qué me dañó,
y con ello rogar que no se vuelva a repetir…
Exhibo mis cicatrices
o mis cicatrices me exhiben a mí, 
orgullosas del cuerpo que las porta.
Si crees que por poseerlas no soy hermosa,
aparta la vista y ve lejos de aquí
pues sólo podrás encontrar la belleza
cuando tus ojos acepten ver
incluso todo aquello que no agrade la vista.
Cicatrices…
Recuerdo vivo de dolores pasados.
Cicatrices superficiales
Cicatrices profundas
Desde las que desaparecen sin haber perforado nunca la piel
hasta las que arrasaron mi más profundo interior…